A los obvios beneficios físicos que siguen a la práctica deportiva, se suman también los beneficios emocionales y afectivos respecto a la otra persona con la que compartimos la práctica, llegando a representar una buena forma fortalecer la relación, limar asperezas, reconstruirla si está dañada o aburrida o bien superar determinados obstáculos.
Más motivación y más compromiso mutuo
Desde siempre, la práctica deportiva en compañía ha representado una de las formas más eficaces para estimular la disciplina y mantener la motivación en perfecto estado de salud. Fijar un horario concreto para entrenar junto a alguien nos permite comprometernos con la práctica y con la otra persona, de manera que nos acaba resultando más difícil encontrar excusas para saltarnos esas sesiones previamente pactadas.
Aporta más humor a la práctica
Por mucha disciplina y autoexigencia que tengamos para cumplir con nuestros propósitos deportivos, pasarlo bien es sin duda la clave para mantener la motivación y asegurar la continuidad en la práctica. Pacheco lo explica así: “es relevante tener en cuenta que se haga sin sentirse obligad@ y, además, que haya fluidez en la práctica, sin competir, y siempre con un toque de humor para que surja la chispa”.
Fortalece la relación permite estrechar lazos y compartir espacio y tiempo
El refranero popular siempre lo ha resumido así: la unión hace la fuerza. Los retos compartidos, el disfrute del tiempo de ocio en común, las risas y el buen humor o los efectos que pueda tener el deporte en nuestra salud, como la mejora de la composición corporal, el aumento de la resistencia, el fin de los dolores de espalda, la reducción del estrés y un largo etcétera de beneficios, si son compartidos, propiciarán una mayor vinculación con la pareja.
Ayuda a romper la monotonía
Es importante reservar momentos para fomentar el ocio y disfrutar juntos con actividades satisfactorias para ambos. En ese sentido, la práctica conjunta del deporte o de otras disciplinas como la meditación nos ayudará a salir de nuestra zona de confort y a ponernos en nuevas situaciones o roles, de manera que será más fácil restaurar o incrementar la complicidad e intimidad con el otro. Un punto que nos lleva hacia el quinto beneficio de la práctica conjunta: el aumento de la libido.
Aumenta la libido
Practicar deporte de forma regular potencia también otro punto clave: una vida sexual más activa y más satisfactoria. ¿El motivo? Además de que la actividad física contribuya a hacernos sentir más atractivos y enérgicos, también intensifica el deseo sexual y la capacidad de alcanzar el orgasmo, ya que nos ayuda a mantener en plena forma el corazón y a mejorar el riego sanguíneo en los genitales.